Hay dos eventos en el mundo del consumismo que pueden detener al mundo: un desfile de alta costura y la presentación de un nuevo dispositivo, ¿qué pueden tener ambas en común? quizá nada al principio, pero la necesidad de “tener” y de “ser parte de” nos incluye en la marea de productos que anuncian como “musts” y terminan siendo invisibles en el día a día, ¿porqué lo digo? recientemente Apple ha anunciado el esperado (criticado y alabado) Apple Watch, un dispositivo inteligente amarrado a nuestra muñeca que cumplirá tantas funciones inimaginables que olvidaremos que fue pensado como sólo un reloj mejorado.
Desde hace ya algún tiempo (no mucho, pero no tan cercano) la idea de “la tecnología para usar” causaba revuelo con sus predicciones y supuestas utilidades. Ahora todo ese escándalo le dio paso a la funcionalidad de ciertos dispositivos que han pasado al plano de básicos de la vida diaria, aunque han buscado un resurgimiento como “artículos de lujo” no en base a un poder adquisitivo, sino a la cuestión de saberlo llevar con estilo.
La unión de la tecnología con la moda no es nueva, aunque tampoco ha sido tan equitativa: la innovación ha estado al servicio de los textiles sin recibir casi nada a cambio, al menos hasta ahora. No podremos negar que el reloj inteligente de Apple es bonito, pero nada más, aunque en el campo de la estética haya sido superado por el 360 de Motorola o el reciente modelo de Huawei.
Apple aún tiene que aprender de los fabricantes de relojes
¿Será este el comienzo de una fusión en donde la innovación tecnológica y el encanto de lo hecho a mano se unen? Esperemos que sí, ya que a Apple le hace falta una conexión especial del cliente con un producto: conocer el valor agregado que los relojes con las mejores maquinarias del mundo tienen al ser heredados de padres a hijos, y de forma recíproca, las grandes firmas relojeras deberían abrirse al uso de diseños funcionales que vayan más allá de un horario en otra ciudad o la profundidad bajo el agua, creando así un balance de lo mejor de ambos mundos para lograr como resultado un accesorio estético y funcionalmente llamativo.
Con tres modelos distintos, la versión básica del Apple Watch puede ordenarse con correa de eslabones, de malla, correa de piel o deportiva (sintética) para adaptarse a tus exigencias, gustos y estilo, sin embargo la falta del detalle de costuras en el caso de las correas de piel hace que carezca del arte de la manufactura relojera y la alta atención a los detalles, por muy minimalista que el reloj de Apple quiera llegar a ser.
Por el otro lado, está el enfoque deportivo, ése con el que Apple quiere hacer conciencia de la salud de las personas y sigue nuestros pasos para monitorear lo que el doctor se molesta en preguntar cada vez que lo vemos. En este caso, el diseño de la caja es el mismo, aunque la esfera cuenta con protección Ion X por aquello de las caídas y la lluvia. Aunque está claro que no todo el día lo pasamos corriendo, ésta una gran apuesta para el público joven que busca en el color vibrante de las correas neón la identidad y la energía de la jovialidad.
Por último tenemos el Watch Edition, la versión ‘deluxe’ que algo en sí ya es un lujo. Se trata de un reloj con caja de oro rosa de 18 quilates y correas de piel que en se identifican como el toque distintivo y elegante que lo diferencia de los otros dos modelos, y aunque las especificaciones técnicas prácticamente son las mismas el Apple Watch es perfecto para quien en verdad siente esa necesidad de permanecer conectado o de probar características que se incluyen sólo con este dispositivo, como la nueva forma de pago electrónico mediante Apple Pay o la opción de abrir puertas de establecimientos públicos (restaurantes, hoteles, etc.) para el viajero frecuente.
Si buscas conectividad e integrar más tu vida al medio digital, habrá que darle su oportunidad al Apple Watch, aunque si lo buscas como un “must have”, terminará siendo un accesorio o prenda más como los que has adquirido con la promesa de que sería un “básico indispensable”.
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