Hembras embarazadas sin tener sexo: científicos descubrieron cómo hacer real el parto virginal de un animal por primera vez en la historia

Mosca
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Steve Saldaña

Editor Senior

Periodista de tecnología y ciencia. Escribo y analizo la industria de plataformas tech en México y soy fan de la ética tecnológica. También soy miembro de la Red Mexicana de Periodistas de Ciencia. Hago locución comercial, produzco podcast y soy presentador del podcast semanal ROM. LinkedIn

Será recordado como todo un hito: científicos encontraron cómo inducir un parto virginal en una especie cuya reproducción estaba irrevocablemente vinculada al sexo. Existen especies cuya reproducción ocurre sin la intervención de un espécimen macho, lo que es conocido como partenogénesis. No obstante, hasta ahora nunca había sido posible inducir partenogénesis en especies cuya forma de reproducción es la sexual.

El animal seleccionado fue la mosca de fruta Drosophila melanogaster. Detrás de los ensayos hay una serie de investigadores de Cambridge y el artículo que ha resultado ya está publicado en la revista Current Biology.

Volvamos a clases de biología elemental de la reproducción: la mayoría de las especies necesitan de reproducción sexual, lo que implica que el óvulo de una hembra sea fertilizado por el esperma de un macho. En la partogénesis no hay fertilización del óvulo y aun así hay lugar al desarrollo de un embrión y nacimiento de un nuevo individuo. Algunos animales con partogénesis son ciertos tipos de hormigas, serpientes y estrellas de mar. En muchos casos la reproducción sexual sigue siendo la vía primaria, pero algunas especies pueden recurrir a la partogénesis cuando no hay machos disponibles.

Partenogénesis hereditaria

Esa es una de las condiciones que se replicaron para el estudio, detalló la primera autora del artículo, la doctora Alexis Sperling. "En nuestras moscas manipuladas genéticamente las hembras esperaron encontrar un macho durante la mitad de sus vidas, unos 40 días, pero luego se dieron por vencidas y procedieron a tener un parto virginal".

La estrategia de supervivencia tuvo éxito más allá de la primera generación. El resultado es tan sorprendente como suena: entre el 1% y el 2% de la segunda generación de moscas (ya nacidas por parto virginal) pudieron replicar la partogénesis cuando no hubo machos disponibles alrededor.

Esa segunda generación, por cierto, no se trató de especímenes idénticos genéticamente a sus madres.

"Fue muy emocionante ver a una mosca virgen producir un embrión capaz de desarrollarse hasta la edad adulta y luego repetir el proceso"
Doctora Alexis Sperling

El esfuerzo fue mayúsculo: la investigación tomó seis años e involucró a más de 200,000 moscas de frutas. Esencialmente, el equipo de investigación identificó una cepa de moscas de fruta que se reproducen de forma asexual; luego les analizaron para encontrar cuáles serían los genes más probables de la partenogénesis y, finalmente, introdujeron esos genes a moscas que se reproducen solo de forma sexual. El resultado fue un auténtico éxito.

mosca de fruta

La utilidad de entender la partenogénesis hereditaria

Llevar la práctica a otras especies será muy difícil. No es fortuito que la mosca de fruta haya sido considerada como el objeto principal de estudio. La clave es que el modelo genómico ha sido investigado por décadas y los científicos están bastante bien familiarizados con sus genes y cómo funciona cada uno. Identificar cepas distintas en otras especies se antoja mucho más complicado porque hay mucho menos trabajo previo, pero sin duda es uno de los rumbos naturales que tomarán las siguientes investigaciones que le sigan a esta.

El otro lado de la moneda es que la partenogénesis puede ser un problema muy real para la agricultura. Hay especies de plagas que están decantándose cada vez más por la partenogénesis y cada vez menos por la vía sexual. Como resultado, el número de individuos en las poblaciones súbitamente puede duplicarse. Identificar los genes que forman parte de la partenogénesis podría llevar a una forma de contrarrestar el crecimiento descontrolado de plagas que, generación a generación, eligen cada vez menos la vía sexual para reproducirse.

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